lun. Ago 11th, 2025

2026; incertidumbre y polarización en el camino de la Presidencia

PorPedro Mendoza

agosto 11, 2025
Independientemente del resultado electoral, todos los candidatos deberán enfrentar la cruda realidad del país: desacuerdos y fragmentación en el Congreso, partidos políticos débiles. Foto Cortesia pexels-andrius-la-rotta

 

  • La consultora Colombia Risk Analysis   de riesgos políticos que trabaja  por cerrar las brechas entre la realidad colombiana y las salas de juntas, acaba de entregar su informe especial sobre fragmentacion y polarizaciòn a un año de la proxima presidencia.

En el informe ejecutivo sostiene que a  un año de que el próximo presidente de Colombia asuma el cargo, el 7 de agosto de 2026, se  ofrece una visión general de alto nivel sobre lo que puede esperarse durante la carrera presidencial, quiénes son los candidatos y qué retos deberá afrontar el próximo Gobierno cuando llegue al poder. Los lectores conocerán las políticas de los candidatos, sus equipos, alianzas potenciales, y los temas clave que marcarán la agenda en 2026.

Aunque todo indica que la contienda presidencial ya comenzó, la carrera apenas empieza. La contienda electoral de 2026 probablemente estará marcada por la incertidumbre, polarización y una retórica incendiaria entre candidatos y partidos. Con 75 aspirantes presidenciales hasta la fecha y un número creciente de movimientos políticos, la contienda se perfila como saturada y profundamente fragmentada. Aunque es poco probable que la suspensión de las encuestas de intención de voto hasta el 31 de octubre de 2025 tenga un impacto directo en el resultado electoral en esta etapa de la contienda presidencial, sí plantea preocupaciones sobre una potencial proliferación de desinformación y restringe el acceso a información clave para todos los actores involucrados, incluyendo votantes, diplomáticos y mercados.

  • La política de paz total no ha logrado adaptarse.

Independientemente del resultado electoral, todos los candidatos deberán enfrentar la cruda realidad del país: desacuerdos y fragmentación en el Congreso, partidos políticos débiles, el deterioro de la seguridad urbana y rural en medio de un mayor escepticismo sobre las soluciones negociadas, un déficit fiscal creciente y finanzas públicas debilitadas, una clase política percibida como corrupta y estancada, promesas incumplidas de igualdad social y reformas y una profunda incertidumbre sobre la posición de Colombia en el escenario internacional.

Estas cuestiones han limitado significativamente la capacidad del presidente Petro para gobernar con eficacia y es probable que también dificulten el mandato de su sucesor. A medida que el Gobierno pasa de gobernar a hacer campaña (algo que, según los miembros de la oposición, nunca ocurrió antes), es probable que la polarización se profundice y el país se vuelva aún más difícil de gobernar. Esto sugiere que quizá sea demasiado pronto para dar por concluida la Administración del presidente Petro y enfocarse en la próxima.

El espectro político colombiano está plagado de fragmentación y agitación. Bajo el mandato del presidente Petro, la izquierda colombiana se ha consolidado en gran medida bajo la coalición del Pacto Histórico, con el propio Gustavo Petro como figura central de la identidad y la dirección del movimiento. Sin embargo, tanto el Pacto Histórico como la izquierda en general enfrentan divisiones y desacuerdos. En los partidos de centro, el número de candidatos es elevado y, aunque se están formando coaliciones en torno a las elecciones legislativas, la falta de unidad para las presidenciales reducirá las probabilidades de consolidar apoyo en primera vuelta.

El centro se encuentra atrapado entre la retórica antipetrista que domina la derecha y el discurso de «bloqueo institucional» impulsado por la izquierda. En este contexto, los candidatos de centro enfrentarán dificultades para atraer el respaldo de los votantes ubicados en los extremos del espectro político si no logran ampliar su mensaje más allá de la posición tradicional sobre la lucha contra la corrupción.

Al mismo tiempo, la derecha colombiana permanece fragmentada y sin un candidato claro: figuras independientes como Victoria Dávila amenazan con restarle apoyo al Centro Democrático, en un contexto de pérdida de influencia de los partidos tradicionales como el Conservador, el Liberal y el Partido de la U.

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