El modelo económico del mundo está en una encrucijada histórica, exigiendo una transformación hacia la descarbonización para el 2050.

En un momento crucial para la economía mundial, la transición hacia la descarbonización se erige como un imperativo ineludible. Con más de 150 años de vigencia, el actual sistema energético enfrenta un cambio radical que reconfigurará los cimientos económicos y sociales.

Para países en desarrollo como Colombia, esta transición adquiere una dimensión vital, ya que su gestión eficaz determinará el progreso en múltiples facetas.

La descarbonización, con el objetivo de materializarse completamente para el 2050, impone la urgencia de repensar la matriz energética.

En este contexto, Colombia se posiciona como un protagonista crucial. La gestión adecuada de la transición energética no solo es esencial para mitigar los impactos ambientales, sino también para impulsar el desarrollo económico y social del país.

Colombia enfrenta el desafío de equilibrar la necesidad de mantener la estabilidad económica actual mientras se embarca en un proceso que redefine su estructura energética. La apuesta por fuentes renovables, la eficiencia energética y la innovación tecnológica se convierten en pilares fundamentales para trazar una senda sostenible.

 En este momento decisivo, la capacidad de Colombia para navegar la transición energética determinará su posición en la nueva economía global. La descarbonización no solo representa un compromiso con la sostenibilidad ambiental, sino también una oportunidad para impulsar el crecimiento económico y social. La visión estratégica y las acciones concretas son imperativas para que Colombia se posicione como líder en esta transformación y garantice un futuro próspero y sostenible.