Dos meses después del anuncio de la política de “aranceles recíprocos” por parte del presidente Donald Trump, los mercados globales continúan bajo un clima de incertidumbre. Con la prórroga de 90 días vencida el 4 de julio, persisten dudas sobre el impacto a mediano y largo plazo en inflación, tasas de interés y el crecimiento económico mundial.
Un informe de prensa del Centro de Estudios de la ANIF, sostiene que aunque no se han observado presiones inflacionarias inmediatas, las tensiones comerciales están influyendo en las decisiones de los bancos centrales, que mantienen una postura cautelosa frente a posibles escenarios. La implementación de aranceles por parte de Estados Unidos ha alcanzado niveles no vistos en más de un siglo. Actualmente, se aplica una tarifa general del 10% a las importaciones, exceptuando a México y Canadá (25%) y China (30%), cuyo porcentaje descendió desde un máximo de 145%.
En cuanto al acero y el aluminio, los aranceles se mantienen en 25%, con una propuesta reciente para elevarlos al 50%, lo cual podría encarecer sectores clave como la construcción y la manufactura.
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado que esta situación ha elevado la incertidumbre comercial a niveles históricos, revisando a la baja su pronóstico de crecimiento global para 2025 al 2,8%, y estimando una inflación mundial más persistente del 4,3%. Esta dinámica obliga a los bancos centrales a considerar cuidadosamente los riesgos derivados de las tensiones comerciales al momento de tomar decisiones sobre política monetaria.
En Estados Unidos, la inflación anual fue de 2,3% en abril, mientras la Reserva Federal mantiene su tasa de interés en 4,50% por tercer mes consecutivo, reflejando la indecisión ante el impacto de la política arancelaria. Canadá, por su parte, registró una inflación de 1,7%, con el Banco de Canadá deteniendo recortes tras siete seguidos, también afectado por la volatilidad comercial.
Por otra parte en Europa, la inflación se mantuvo estable en 2,2%, mientras el Banco Central Europeo optó por un recorte de 25 puntos base, reconociendo el riesgo de incremento inflacionario en caso de prolongarse las tensiones. Japón reportó una inflación del 3,6%, manteniendo su tasa en 0,5%, su nivel más alto desde 2008, mientras que China enfrenta desinflación con una variación negativa del -0,1%, llevando al Banco Popular a reducir su tasa al 3%.
América Latina y México experimentó un repunte inflacionario al 3,6% en abril, y aunque el Banco de México redujo su tasa de referencia a 8,50%, mantiene alerta ante la tensión comercial con EE.UU. Colombia también mostró un ligero aumento en la inflación al 5,2%, con el Banco de la República ajustando su tasa al 6,25%, y vigilando tanto la coyuntura internacional como la situación fiscal interna.
Aunque los efectos directos de los aranceles en la inflación han sido moderados hasta ahora, la incertidumbre generada por la política comercial de Estados Unidos sigue siendo un factor central en los mercados globales. Los bancos centrales responden con prudencia, evitando movimientos bruscos que puedan afectar la estabilidad económica. Sin embargo, esta cautela está limitando la expansión crediticia y, por ende, el impulso al crecimiento.
La posible escalada en los aranceles, especialmente hacia sectores estratégicos como el acero y el aluminio, representa un riesgo latente para las cadenas productivas y los precios al consumidor. Mientras el mundo espera una mayor claridad sobre la política comercial estadounidense, la economía global sigue caminando entre la contención y el riesgo.