El funcionario detalló que uno de los objetivos centrales de su gestión es dejar una base financiera sólida para el próximo gobierno, con una estructura de deuda más eficiente, sostenible y resiliente.
El director de Crédito Público, Javier Cuéllar, ofreció un balance detallado de la estrategia de manejo de la deuda pública en el primer día del Congreso Nuam Asobolsa 2025 y descartó preocupaciones por la liquidez del Tesoro.
Frente a las recientes advertencias de analistas sobre un saldo de apenas $2 billones en los depósitos del Tesoro Nacional, el director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, Javier Cuéllar, salió al paso y aseguró que el Gobierno cuenta en este momento con más de $30 billones en caja líquida, incluyendo títulos en pesos y dólares que pueden convertirse en efectivo “en tres horas”. Informó el portal Valora Analitik.
Durante su intervención en el Congreso Regional Nuam Asobolsa 2025, Cuéllar aclaró que el saldo en cuentas corrientes no refleja la realidad de la liquidez del Estado, ya que una parte significativa de los recursos está invertida en instrumentos de corto plazo altamente líquidos. “Lo que importa no es solo el saldo en cuentas, sino la capacidad de acceso inmediato a recursos. Y hoy tenemos entre $30 y $40 billones disponibles en efectivo o en activos que se convierten en minutos”, afirmó.
El funcionario detalló que uno de los objetivos centrales de su gestión es dejar una base financiera sólida para el próximo gobierno, con una estructura de deuda más eficiente, sostenible y resiliente. “Quiero entregarle opciones al siguiente gobierno: un mejor perfil de vencimientos, una curva soberana en euros, un menor costo financiero, una deuda sobre el PIB por debajo del 60 %, una menor carga fiscal por intereses y una reserva estratégica de liquidez en dólares, pesos y títulos negociables”, señaló.
Cuéllar recordó que asumió la dirección de Crédito Público con un saldo de $3 billones en caja, heredado de su antecesor, José Roberto Acosta. Desde entonces, explicó, se ha trabajado en una estrategia de optimización de flujos, refinanciación de pasivos y gestión activa de la deuda que ha permitido no solo aumentar la liquidez, sino también mejorar las condiciones de financiación.
Aclaró que los niveles actuales de depósitos en el Banco de la República —alrededor de $35 billones en promedio histórico— no son atípicos, y mencionó que en el pasado se han registrado picos de hasta $50 y $60 billones, dependiendo de las operaciones del Tesoro. “No estamos en una situación de tensión. Al contrario, estamos aprovechando momentos de estabilidad para fortalecer el balance financiero del Estado”, sostuvo.

Respecto al desafío fiscal, Cuéllar reconoció que el ajuste no depende únicamente del trabajo técnico del Ministerio. “No todo es Gobierno-Congreso. Estaríamos mucho mejor si logramos un acuerdo nacional y partidista. Hay una reforma tributaria en trámite y rigideces en el gasto que, sin duda, ayudarían a acelerar la convergencia fiscal. Pero desde lo técnico, sí podemos hacer nuestra parte”, afirmó.
Destacó que su oficina ha jugado un papel clave en la reducción del costo de la deuda y en la extensión de la madurez promedio de los títulos, lo que ha permitido ahorros significativos en intereses y mayor espacio fiscal.
Operaciones repo y nuevas estrategias en marcha. El director también ofreció un balance sobre la operación de repo (venta y recompra) por $20 billones con bancos comerciales e instituciones de inversión internacionales, una iniciativa diseñada para mejorar la eficiencia del manejo de liquidez. “La ejecución aún no llega al 25 %, pero vamos por buen camino”, dijo, y adelantó que tiene “varias ideas más en desarrollo”.
Sin revelar detalles por cuestiones de confidencialidad, Cuéllar anticipó que en los próximos días se conocerán “muchas noticias positivas” sobre las operaciones que está liderando su equipo. “Acuérdense del principio de optimización costo-riesgo. Las soluciones de esquina —muy extremas o muy conservadoras— son ineficientes. Lo que buscamos es equilibrio, inteligencia financiera y sostenibilidad”, concluyó.
Con esta estrategia, el Gobierno busca no solo navegar con solidez los desafíos económicos actuales, sino también sentar las bases para una transición ordenada y responsable hacia el próximo ciclo administrativo, con una deuda pública más manejable y una mayor capacidad de respuesta ante shocks externos