El estudio elaborado por Confecámaras, en alianza con BID/Invest, presenta un panorama detallado del ecosistema empresarial colombiano al cierre de 2024. Durante ese año se crearon 297.475 nuevas empresas, de las cuales el 72,3% correspondieron a personas naturales. Este dato confirma el carácter predominantemente microempresarial del tejido productivo nacional.
En el ámbito formal, las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) representan el 99,5% del total de firmas registradas y son responsables de cerca del 67% del empleo en el país. Frente a este contexto, el reto no se limita a fomentar la creación de nuevas empresas, sino a lograr que estas escalen. Es decir, que transiten de micro a pequeña, mediana y gran empresa mediante el fortalecimiento del capital, la mejora en la gestión empresarial y una articulación efectiva en redes. Este proceso constituye una ruta concreta para ampliar la formalidad, incrementar la productividad y fortalecer el bienestar económico y social de Colombia.
En el marco del Observatorio de Movilidad Empresarial, se realizó un análisis de la trayectoria de las empresas creadas en 2019, combinando información objetiva con una encuesta aplicada a más de 2.100 sociedades. El propósito central del estudio fue identificar las condiciones y prácticas que explican la movilidad empresarial en el país.
Los resultados muestran que, de las 306.607 empresas creadas en 2019, solo 98.383 seguían activas en 2024, lo que representa una tasa de supervivencia del 32%. Esta cifra varía significativamente según el tamaño y la naturaleza jurídica de las empresas: mientras más del 70% de las medianas y grandes empresas sobreviven, apenas el 32% de las microempresas logran mantenerse activas.
En cuanto a la movilidad empresarial, el 6,8% de las firmas con trayectoria consolidada lograron ascender de categoría. Las sociedades mostraron un desempeño notable, con una tasa de ascenso del 17,7%, frente al 0,5% registrado por las personas naturales. A nivel territorial, los departamentos con mejores resultados fueron Antioquia, con una tasa de movilidad del 9,6%, Bogotá con 9,1% y Atlántico con 8,4%, lo que evidencia dinámicas regionales diferenciadas en el crecimiento empresarial.
Los modelos de regresión utilizados en el estudio permiten identificar los factores que favorecen la movilidad empresarial. Tener socios o accionistas incrementa la probabilidad de ascenso en cerca de 4 puntos porcentuales. Contar con mayor capital inicial genera aumentos que oscilan entre 13 y 16 puntos porcentuales. La experiencia previa del fundador en emprendimiento aporta 3 puntos adicionales. Asimismo, proyectar desde el inicio una expansión en el número de empleados tiene un efecto positivo de 10 puntos porcentuales.
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Otros elementos que contribuyen al crecimiento incluyen la existencia de una estrategia empresarial documentada, que se asocia con una tasa de movilidad 5 puntos mayor, y la participación en asociaciones o clústeres, que añade 2 puntos porcentuales. En contraste, reportar dificultades de acceso al crédito reduce la probabilidad de crecimiento en 9 puntos porcentuales, mientras que las brechas en infraestructura tecnológica lo hacen en 7 puntos.
El estudio también aborda los estilos de gestión empresarial mediante la construcción de un índice de sofisticación gerencial y la identificación de diversos enfoques organizativos. A partir de este análisis, las empresas se agrupan en cinco tipologías que reflejan distintas formas de gestión: aquellas orientadas a la mejora continua, las que priorizan el control y seguimiento, las que se enfocan en atraer talento externo, las que combinan planeación estratégica con ejecución reactiva, y las que gestionan con alta rigurosidad en el desempeño.
Estas tipologías se manifiestan de manera distinta según el tamaño y el sector de la empresa. Las microempresas tienden a exigir resultados y actuar preventivamente ante problemas. Las pequeñas empresas muestran un sesgo hacia el control de corto plazo y una mayor orientación externa que interna. Las medianas empresas, por su parte, presentan una mayor tolerancia al bajo desempeño y una estrategia interna neutra, además de reaccionar ante los problemas en lugar de anticiparse.

Por sectores, las empresas agrícolas se caracterizan por una baja tolerancia al bajo rendimiento y una fuerte propuesta de valor hacia el talento humano. En el sector de la construcción se observa una alta planeación estratégica acompañada de una ejecución reactiva. Las empresas de extracción adoptan un enfoque basado en incentivos y aprendizaje correctivo, con un sesgo transaccional y de control interno. En el comercio predominan los controles de corto plazo y una mayor tolerancia al desempeño.
La industria presenta un enfoque leve hacia el aprendizaje correctivo y la exigencia, con menor dependencia de incentivos y estrategias de marca. Finalmente, el sector de servicios se distingue por una baja tolerancia al bajo desempeño y una ligera apuesta por la marca empleadora.
El análisis sugiere que los niveles más altos de gestión por objetivos e indicadores, la retroalimentación activa y el desarrollo del talento elevan significativamente la probabilidad de ascenso empresarial. Además, se evidencia que las empresas con mayor movilidad tienden a adoptar un perfil híbrido, disciplinado y pragmático, que integra controles de corto plazo con procesos de mejora interna.
Esta combinación les permite responder de manera táctica a las oportunidades de crecimiento, consolidando así su posición en el mercado y contribuyendo al desarrollo económico del país.
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