vie. Dic 13th, 2024

A propósito de las conversaciones de la COP28 que viene desarrollándose desde el pasado jueves en Dubái, ya hay algunos mensajes y conclusiones importantes en materia de la crisis climática. En primer lugar, hay un consenso sobre la necesidad de una mayor financiación climática, de medidas más ambiciosas y mejor enfocadas, y de concentrar esfuerzos de cooperación para la adaptación y resiliencia de los países en desarrollo.

En segundo lugar, se ha planteado que las medidas deben enfocarse en la reducción del uso de los combustibles fósiles, la protección de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático y, además, se está pidiendo garantizar y proteger la vida de la población más vulnerable, su desarrollo y su inclusión social.

Colombia tiene un importante rol en estas discusiones sobre la crisis climática y también muchos retos por delante. Los bosques y ecosistemas del país impactan el equilibrio climático del planeta por el ciclo hídrico, la captura de carbono y la conservación de la biodiversidad, además de los servicios ecosistémicos que ofrecen a nivel local y global, por lo que juega un importante papel en las estrategias globales para la lucha contra el cambio climático. Además, la crisis climática genera desafíos para el país por nuestra alta dependencia a los hidrocarburos, la necesidad de seguir desarrollándonos y adaptarnos a los impactos físicos y de vulnerabilidad climática para los que no estamos preparados.

El sector financiero, como movilizador y canalizador de recursos, tiene un papel importantísimo para preparar a la economía a enfrentar estos retos. Como industria, venimos trabajando en una agenda para el desarrollo sostenible del país, y el plan de trabajo del próximo año concentrará los esfuerzos en 3 aspectos claves que se relacionan con las conclusiones de la COP28 y los desafíos que enfrentamos: la transición energética justa, el financiamiento para la biodiversidad y la adaptación, y la inclusión financiera de poblaciones históricamente subatendidas.

Para la transición energética justa, estamos promoviendo la creación de instrumentos financieros para sectores como el hidrógeno verde y fuentes de energía renovable. Estamos avanzando en un proyecto que moviliza la construcción de capacidades en los bancos para el financiamiento del hidrógeno verde y, en el marco del incentivo que lanzará el Ministerio de Minas y Energía para la instalación de paneles solares en micronegocios de estrato 1, 2 y 3, los bancos financiarán parte de esta transición energética justa de la economía popular en cooperación con el sector real y privado con empresas ancla.

Por su parte, dada la importancia y potencial de la naturaleza y la biodiversidad del país, gran parte de la agenda de trabajo del próximo año se enfocará en el desarrollo de las biofinanzas. Diseñaremos prototipos e implementaremos proyectos de financiamiento de adaptación y resiliencia de ecosistemas, de bioeconomía y economía circular, y desarrollaremos talleres de análisis de riesgo alternativo para la biodiversidad. Y finalmente, seguiremos trabajando por la inclusión financiera de poblaciones subatendidas, aumentando las capacidades en las entidades financieras para la gobernanza y estrategia en materia de diversidad, equidad e inclusión, gestión de riesgos con enfoque alternativo, y la debida diligencia en Derechos Humanos como parte de los Sistemas de Análisis de Riesgos Ambientales y Sociales (Saras) de los bancos.

Mas allá de la COP28, el sector financiero continuará siendo el gran COPiloto para el desarrollo de esta ambiciosa agenda. No obstante, será necesaria la cooperación y trabajo conjunto con toda la institucionalidad del Estado colombiano, el fuerte andamiaje de la banca de desarrollo, la solidez de los actores multilaterales y de cooperación internacional, el dinamismo del sector privado, y el conocimiento y la participación activa de todos los territorios.

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