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Síndrome de Adán

Síndrome de Adán

 El columnista Raúl Paniagua Bedoya sostiene… Además del conjunto de vacíos, deformaciones y hasta enfermedades que viene padeciendo nuestra democracia, especialmente en el proceso electoral, hay que llamar la atención de otra patología que viene tomando fuerza en muchas ciudades, con importantes y valiosas excepciones, en especial en nuestra amada Cartagena, como es el que

 El columnista Raúl Paniagua Bedoya sostiene…

Además del conjunto de vacíos, deformaciones y hasta enfermedades que viene padeciendo nuestra democracia, especialmente en el proceso electoral, hay que llamar la atención de otra patología que viene tomando fuerza en muchas ciudades, con importantes y valiosas excepciones, en especial en nuestra amada Cartagena, como es el que se ha venido llamando ‘Síndrome de Adán’, esto es, la idea o concepción de que antes del alcalde o gobernador de turno no había nada, por lo tanto ellos son los primeros, los originales, los genios que vienen a crear, construir o establecer por primera vez una obra, una acción o una decisión.

Esta forma de pensar, de que son los primeros en hacer algo, tiene profundos efectos perversos tanto para la sociedad, para la credibilidad de los gobernantes, como en especial para las finanzas y recursos públicos, pues se dejan de lado proyectos ya iniciados, obras en marcha, expectativas de las comunidades y valiosas inversiones que no se culminan, con lo cual no sólo se generan detrimentos de recursos públicos, sino que se estimula a contratistas inescrupulosos que no tienen ningún empacho, en no continuar las obras para las cuales ya recibieron recursos, con mayor efecto letal en la ciudadanía, al convencerse de que a los gobernantes no les importa lo que la población está esperando.

A partir de esta percepción, lo que van a reiterar los habitantes de una ciudad o de un municipio es que las elecciones no sirven para nada, pues evidencian que a los gobernantes de turno no les importa, sino lo que a ellos y a su cerrado grupo político les conviene, debilitando no sólo la credibilidad, sino la confianza en las elecciones, y de fondo, en la democracia como sistema.

Hace unos días la Contraloría General de la Nación informaba que en el país hay unas 1.700 obras sin concluir, por valor superior a los 15 billones de pesos. Nuestra ciudad no es ajena, pues la Contraloría indica la existencia de 46 proyectos catalogados como ‘elefantes blancos’; pero también hay innumerables obras que no se han ejecutado o no han avanzado, porque simplemente las propuso un alcalde que no alcanzó a contratarlas, y nos preguntamos, ¿por qué no se han ejecutado proyectos como el de caños y lagos, o el de canales pluviales, o la continuación de la Vía Perimetral, la intervención integral en el Cerro La Popa, o la recuperación de la Ciénaga de la Virgen, que fue una de las promesas a partir del emisario submarino o del plan de recuperación de la Bahía de Cartagena, o el traslado del Mercado de Bazurto?, para no mencionar lo relacionado con los proyectos de los centros de desarrollo infantil, de nuevas instituciones educativas o puestos de salud.

A muchos cartageneros nos encantaría escuchar a los candidatos a la Alcaldía, sus propuestas concretas relacionadas con la continuación de aquellas obras iniciadas o formuladas, y que le convienen a toda la ciudad. Esa simple decisión es un fuerte apoyo a la democracia.

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