Los más recientes resultados de crecimiento económico en Colombia reflejan los desafíos de un país tras un año complejo como lo fue 2023. En términos agregados, la economía colombiana creció 0,7% durante el primer trimestre de 2024, cifra que, si bien fue inferior al promedio histórico, es consecuente con una aceleración de 1,1% respecto al
Los más recientes resultados de crecimiento económico en Colombia reflejan los desafíos de un país tras un año complejo como lo fue 2023. En términos agregados, la economía colombiana creció 0,7% durante el primer trimestre de 2024, cifra que, si bien fue inferior al promedio histórico, es consecuente con una aceleración de 1,1% respecto al trimestre anterior, despejando así el fantasma de una recesión económica en el país.
De los resultados cabe destacar la expansión superior a 5% registrada en sectores como la agricultura, administración pública entretenimiento, así como la ya característica resiliencia del sector inmobiliario, que creció 1,7%. Asimismo, el subsector de obras civiles, tras cinco trimestres en terreno negativo, registró un crecimiento superior a 7%, lo que representa una señal alentadora para el avance en la infraestructura del país, en especial de los proyectos multimodales.
En contraposición, se evidenció que el complejo contexto de elevadas tasas de interés continúa afectando gran parte de los sectores en la economía. Por un lado, es preocupante la dinámica que vienen mostrando ramas de actividad como la industria, edificaciones y comercio, las cuales registraron caídas en su producción de 5,9%, 2,5%, y 0,8% respectivamente.
A esto se sumó la contracción de 3% del sector financiero, dada por el deterioro en los indicadores de cartera, cuyo efecto, valga la pena mencionar, ha sido atenuado por la gestión responsable del riesgo que hace la banca y nuestras medidas macroprudenciales.
A su vez, la formación bruta de capital fijo se contrajo en un 6,5% durante el periodo y ya completa cinco trimestres consecutivos en terreno negativo.
Esto nos habla del carácter imperativo de redoblar los esfuerzos de las autoridades y el sector privado para impulsar su dinámica, y con ello, el proceso de recuperación, de forma que podamos encaminarnos hacia niveles de crecimiento cercanos a 3%.
Además de la contribución positiva que se espera que tengan los recortes en la tasa de intervención sobre el consumo de los hogares y la inversión a lo largo del año, desde la banca se vienen liderando iniciativas para dinamizar el otorgamiento del crédito y, en consecuencia, la demanda interna.
En particular, cabe mencionar los ingentes esfuerzos para financiar sectores que, pese a su vulnerabilidad, cumplen un papel esencial en el panorama de reactivación que se avecina, por medio de crédito productivo a mipymes, economía popular y sector agropecuario.
Todo lo anterior debe estar acompañado, desde luego, por la recuperación de la confianza empresarial, razón por la cual resulta necesario que desde diferentes instancias trabajemos de forma articulada para llegar a consensos sobre las reformas que requiere la sociedad, y que los puntos de encuentro sobre los diagnósticos y soluciones superen las diferencias.
De alcanzar estos propósitos, tengo la plena convicción de que el crecimiento económico del país superará las expectativas de los analistas para este año, que hoy rondan 1,2%, mientras que en los próximos años podremos llegar a niveles que nos permitan reducir nuestras inquietantes brechas sociales y hacer frente al flagelo de la pobreza.
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