La tasa de interés de política monetaria no se altera. A finales de junio la Junta Directiva del Banco de la República tomó la decisión unánime de mantener la tasa en 13,25%.

La decisión de la autoridad monetaria estuvo guiada por los indicadores de precios al consumidor, que descendió por segundo mes consecutivo, situándose en 12,4%. Cuya disminución estuvo marcada por la evolución de los precios de los alimentos, que se redujo significativamente de 27,8% en diciembre de 2022 a 15,7% en mayo de 2023. Sin embargo, se observaron aumentos en la inflación de regulados, impulsada por el incremento en los precios de la gasolina, así como en la inflación de servicios.

Otro factor importante a tener en cuenta fueron los indicadores del mercado laboral, que pese a la desaceleración que se observa en la economía nacional, que presentan un deterioro prácticamente nulo, pues el DANE reveló en su más reciente reporte que la tendencia en el mes de mayo fue de incremento a la población ocupada y a la reducción del desempleo.

¿Qué dice el sector financiero?

Las expectativas del sector financiero, por su parte, apuntan a la disminución gradual de la inflación y de las tasas. Según la Encuesta de Opinión Financiera (EOF), elaborada por Fedesarrollo y la Bolsa de Valores de Colombia, los analistas esperan que la tasa se mantenga en 13,25% y cierre este año en 12,0%. Con relación a la inflación, para diciembre de 2023 se espera un índice de 9,22%.

A esto sumamos que se espera una inflación de 6,4% y 4,0% para los próximos 12 y 24 meses, respectivamente, y para finales de 2024 se proyecta una inflación del 5,0%, esto de acuerdo con los resultados de la encuesta de expectativas de analistas económicos realizada por el Banco Nacional en mayo.

A pesar de reconocer estos datos como un progreso, los líderes de la banca colombiana piden “especial cautela en las decisiones de política monetaria”, pues la inflación total se sitúa en 12,4% y básica en 10,5%, es decir, se mantiene alejada de la meta del 3,0%.

Además, hay incertidumbres en el mercado relacionadas con los efectos que podría acarrear el fenómeno de El Niño sobre los precios de los alimentos y la energía, los precios de los combustibles y el entorno económico internacional, algo que los directivos señalaron como riesgos que “no podemos subestimar”.