La doctora Tatiana Paola Villarreal, es médico especialista en medicina interna. En su columna  sostiene. “Conservar ese acceso a la salud, requiere una economía sana; más allá de las diferencias ideológicas, se requiere seriedad de estos asuntos, porque vidas están en juego”.

Si una palabra define los tiempos en que vivimos es incertidumbre. Los tiempos post pandémicos han venido ser una suerte de no saber que viene a continuación tanto en la esfera mundial como local.

La pandemia nos mostró la fragilidad de la vida, y que lo que impacta la salud pública, terminará por afectar la economía, no importa si se trata de un país del tercer mundo o de una potencia económica.

Nuestro país enfrenta niveles de inflación que no experimentábamos hace años y debemos saber que, si la pandemia afectó la economía, economía debilitada puede afectar la salud pública, es decir la suya, la mía, la de sus familiares y allegados, la de todos.  La salud, muchas veces apartada de la economía, es muy importante para cualquier país, por la sencilla razón:  si la población enferma, ¿quién produce? y viceversa, una economía golpeada no podrá garantizar el acceso a medicamentos, trasportes y servicios de salud de calidad, porque todas estas cosas tienen un costo y nada es gratis.

En estos tiempos inciertos en los que vivimos fenómenos como el aumento del costo de todo, un dólar alto, pequeños y muy sutiles episodios de desabastecimientos de medicamentos que pasan casi desapercibidos, una reformas a la salud de la que se  habla, pero que aún no se hace pública, ósea nadie sabe que es lo que van a reformar ni cómo; es pertinente que tanto la opinión pública como a las autoridades gubernamentales recuerden y tengan presente que todas las personas dependemos de que conserve nuestra salud para poder preservar la propia vida.

Conservar ese acceso a la salud, requiere una economía sana; más allá de las diferencias ideológicas, se requiere seriedad de estos asuntos, porque vidas están en juego. Es pertinente que en temas que afecten nuestra capacidad de acceder a bienes y servicios; se le hable claro a la gente sobre cuáles son las estrategias con las que se pretende salir adelante en estos tiempos convulsos.

Si la economía colombiana se viene abajo, la salud caerá con ella, el sistema de salud lo usamos todos y de su manejo responsable dependerá quienes podrán seguir con vida en los años por venir. Sencillamente hay sectores de nuestra población que no podrán protegerse de lo que viene a nivel mundial y local porque ya se encuentran en condición de pobreza y vulnerabilidad; hay personas con enfermedades crónicas que no pueden darse el lujo se hacer “pausas” en sus tratamientos dado que sus vidas dependen de ello y de una urgencia puede pasarle a cualquiera.

A estas alturas más que empatía, lo que se requiere es actuar con responsabilidad. Señores del gobierno, pónganse serios.