“Debemos establecer dónde queremos estar a 2050. Son necesarias las inversiones en seguridad alimentaria, energías renovables, educación, salud, vivienda”. Hyginus ‘Gene’ Leon, presidente del Banco de Desarrollo del Caribe

Los bancos públicos de desarrollo del mundo tendrán un papel determinante en la próxima década para atraer y duplicar -o incluso triplicar- la inversión pública y privada en América Latina y el Caribe hacia proyectos de alto impacto social y ambiental gracias a la aplicación de mecanismos novedosos, alternativos e inteligentes que acerquen el capital a quienes lo necesitan y contribuyan al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

Durante la segunda plenaria de la Cuarta Cumbre Finanzas en Común, se demostró cómo los países que han logrado una alineación de las estrategias de financiamiento con los objetivos locales de los ODS han avanzado más eficazmente en sus resultados.

Sin embargo, los expertos que participaron de este espacio dejaron claro que para que estos proyectos puedan romper la tendencia de estancamiento de la pobreza se deben multiplicar las fuentes de ingreso y atraer mucha más inversión privada a la región de forma creativa y novedosa.

Esta Cuarta Cumbre tiene dentro de sus objetivos que los bancos públicos de desarrollo del mundo puedan establecer alianzas.

En esta región la pobreza extrema afecta a más de 100 millones de personas quienes subsisten con ingresos inferiores a los 2 dólares por día. Brasil, México, Colombia, Argentina y Perú enfrentan los desafíos más importantes en materia de generación de nuevas oportunidades de trabajo, desarrollo sostenible y asistencia efectiva a las necesidades básicas.

Ana María Ibáñez, vicepresidenta de Sectores y Conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), afirmó que América Latina afronta importantes desafíos entre los cuales se encuentran la pobreza, el crecimiento económico y la adaptación al cambio climático. “Hay retos persistentes y estructurales como la falta de crecimiento y la baja productividad y niveles altos de pobreza y desigualdad y, además, grandes brechas en infraestructura digital y física”.

Ayudar a movilizar un mayor volumen de recursos para los países de la región y brindar asistencia técnica para lograr llevar a buen puerto proyectos complejos de realizar, dijo Ibáñez, son algunas de las tareas que tienen por hacer los bancos de desarrollo de América Latina y el Caribe para cambiar el rumbo de la región.

Por su parte, Hyginus ‘Gene’ Leon, presidente del Banco de Desarrollo del Caribe, insistió en que “debemos establecer dónde queremos estar a 2050. Son necesarias las inversiones en seguridad alimentaria, energías renovables, educación, salud, vivienda”.

En segundo lugar, dijo Leon, se requiere allegar más fuentes para lograr hacer estas inversiones y, además, capacidad para lograr llevar a ejecución estas prioridades. Y hacerlo de manera conjunta de la mano de la innovación y con un alto sentido de responsabilidad, señaló, es fundamental.

Por su parte, Christian Asinelli, afirmó que “en CAF aplicamos una estrategia de gobernanza muy estricta para nuestro propio trabajo institucional que implica la aplicación de principios, normas y prácticas de buen gobierno, transparencia, integridad y lucha contra la corrupción”.

Dentro de esas lecciones mencionadas por los líderes de bancos y expertos se destacaron el trabajo del BNDES con su impulso al hidrógeno verde, a la industria de semiconductores y al apoyo financiero para la restauración ecológica y la protección del agua. Así mismo se mostró cómo modelos de financiación innovadores -como los bonos verdes del KfW de Alemania, con los que se marcó un nuevo impulso al mercado sostenible con bonos verdes a 30 años- atraen la inversión privada.

La cumbre termina el día de mañana, miercoles 6 de septiembre.

También se expuso la experiencia del desarrollo de capacidades, como se ve en los programas de Cofide (en Perú) mediante la inyección de capital en fondos de inversión la cual impulsa el crecimiento y desarrollo de emprendimientos tecnológicos innovadores de alto impacto en Perú y América Latina.

Otra iniciativa que se destaca es el programa “Prospera” del BID que combina transferencias de efectivo con servicios de salud y educación, mejorando la reducción de la pobreza. La participación local garantiza proyectos contextualmente relevantes. 

A su vez, el “Fondo Fiduciario para Necesidades Básicas” del Banco de Desarrollo del Caribe empodera a las comunidades a través del desarrollo de infraestructura. La diversificación económica, como se ve con el “Plan de emprendimiento juvenil”, reduce el desempleo.

Dar prioridad a la sostenibilidad, con iniciativas como “Ecomicro” del BID, respalda enfoques innovadores para proporcionar soluciones sostenibles para las mipymes. La innovación tecnológica, las APP, la financiación basada en resultados, el desarrollo de capacidades y el intercambio de conocimientos amplifican colectivamente el cambio positivo.

Estas lecciones se pueden aprovechar de manera efectiva por otros bancos públicos de desarrollo para lograr un progreso sostenible impulsado por los ODS, ya que al permitirse abordar de manera conjunta esta problemática de América Latina y el Caribe se generan nuevas ideas, se materializan alianzas y, además, se impulsan programas basados en la experiencia.

Esta Cuarta Cumbre tiene dentro de sus objetivos que los bancos públicos de desarrollo del mundo puedan establecer alianzas entre gobiernos, sector privado y las organizaciones de la sociedad civil en nuevas iniciativas concretas e inmediatas que tengan efecto en la sociedad.