lun. Mar 24th, 2025
  • “Si bien la literatura es un producto social, el trabajo literario es absolutamente individual y es, además, el trabajo más solitario del mundo. Nadie te puede ayudar a escribir lo que estás escribiendo. Ahí estás completamente solo, indefenso, como un náufrago en la mitad del mar”. Gabriel García Márquez

Cartagena tiene una semana muy diferente, ya en sus calles plazas y escenarios no caminan escritores, científicos, músicos, y toda una amalgama de visitantes en la ciudad que celebró las bodas de porcelana del Hay Festival.

En sus 20 años, la fiesta de las ideas 2025  volvió a convocar  públicos de todas las edades, orígenes e intereses, compartiendo el gusto por la cultura, la curiosidad, la originalidad de los saberes y diferentes posturas. Todo paso en cuatro dias de calor en la mañana y un frío parecido al de otoño en las tardes.

Todo contado, leído, escuchado ,  con historias reales, imaginarias y diversas durante cuatro dias.

Para leer y complementar. Carlos Vives en el Hay Festival: La Cumbia y el Vallenato

Por primera vez en este encuentro el Festival contó con la participación de tres aclamados escritores, ganadores del premio Pulitzer, Viet Thanh Nguyen, Justin Torres y Colson Whitehead, que se unieron a los  más de 190 invitados  y una cifra récord en asistencia de 70.135 personas.  215 actividades sobre diversos temas de interés para entender los espacios reales, y su futuro.

Mientras recogían los libros que estuvieron expuestos por parte de la Librería Nacional, muchos de ellos vendidos  para buscar luego la firma del autor, uno de sus empleados coloca en una caja con libros guardados meticulosamente y recuerda lo que dijo el nobel Gabriel García Márquez.

“Si bien la literatura es un producto social, el trabajo literario es absolutamente individual y es, además, el trabajo más solitario del mundo. Nadie te puede ayudar a escribir lo que estás escribiendo. Ahí estás completamente solo, indefenso, como un náufrago en la mitad del mar”.

De voluntarios, anfitriones y soñadores.

 Veo mucha gente joven y  eso me alegra mucho, dice el escritor cubano  Leonardo Padura, quien presentó su nuevo libroIr a La Habana.

“Me gustan esas personas que vienen a trabajar como bien dice el nombre, voluntariamente, a un evento cultural. Es muy es muy bonito, mi saludo para todos ellos y mi felicitación por ese empeño” Padura se refiere a los voluntarios y los anfitriones, personas  que viajan desde diferentes sitios para trabajar sin espera ninguna  remuneración en el Festival.  Tienen una camiseta  que los identifica, caminan rápido, acompañan a los invitados, reciben boletas, coordinan las entrevistas y mil más oficios que realizan desde las 7 de la mañana que llegan, sin saber la hora que se iran a descansar.

Lia Misselwitz conversa con Gustavo Valiente, los dos son voluntarios del Hay Festival Cartagena que cumple 20 años. Foto Pedro Mendoza C

Lia Misselwitz  vive en Berlín, llegó  a Cartagena para ser voluntaria del Hay Festival. Una periodista le contó que  en Colombia se realizaría, luego de extensos correos donde solicitaba estar en el Hay tomo su maleta.  Su trabajo fue ser la anfitriona de la escritora  norteamericana Susan Neiman, defensora de los derechos humanos.

“Ha sido un poco difícil porque mi español no es muy bueno y a veces cometo unos cuantos errores, pero esta experiencia ha sido algo que intelectualmente me ha abierto mucho la mente” dice con sus 18 años y ojos azules.

“Creo que volveré por muchos años más”, comenta recordando como le tocó correr mucho para llegar al Centro de Convenciones, su escritora Neiman se vino en un carro y no había cupo para ella. Por esas cosas mágicas del Caribe,  llegó primero la joven alemana.

Junto a Lia, está Gustavo Elías Valiente Mosquera, es profesor de español e inglés en Cartagena, estudio literatura. Siempre espera el mes de enero para hacer su trabajo de voluntario. Su perspectiva de la lectura cambio cuando un escritor del cual era su anfitrión le dijo. 

“Puede tomar un libro, empezarlo y si no le  gustaba buscar otro porque hay muchos libros para escoger”.

Llego al voluntariado por un accidente literario hace 10 años. Una alumna le pidió que le tradujera una carta en la que ella aspiraba a ser voluntaria. Desde ese día decidido que también sería ese buen acompañante del Hay Festival.  Hoy ya está en el colegio al sur occidente de Cartagena, ya es el profe de otros escritores y soñadores, sus alumnos.

Fueron  70 voluntarios seleccionados durante un proceso muy riguroso, estuvieron con los invitados nacionales e internacionales, en la sala de prensa, en el apoyo de fotografía y en muchos mas sitios.  Su horario variaba dependiendo las actividades.

Flor Martínez Castro es la coordinadora de anfitriones y voluntarios del Hay Festival Cartagena, es muy joven y conoce del oficio. “Somos jóvenes, que nos gusta lo que estamos haciendo, tenemos un bono alimentario y de transporte, no como un pago, porque el pago realmente es la experiencia. Es el encuentro con el escritor , el invitado”.

Agrega en tono firme, en la escogencia buscamos  que haya afinidad. “Siempre nos hemos curado de que alguien lo haga por dinero”.

Para ser voluntario en estos 20 años y los que faltan, nunca a importado la edad. Hace un silencio y en sus ojos la nostalgia la invade. Recuerda a Margarita  Sorock  quien falleció en el 2021, esa mujer con  más de 70 años, que se vinculó como voluntaria, con su  inglés perfecto.  

Fueron 70 voluntarios seleccionados durante un proceso muy riguroso, estuvieron con los invitados nacionales e internacionales, en la sala de prensa, en el apoyo de fotografía y en muchos mas sitios. Foto Daniel Mordzinski

“Los escritores de los cuales fue anfitriona se acostumbraron a andar a su paso, es maravilloso trabajar con los voluntarios”, dice Flor con la tristeza del recuerdo. Ahora  debe ir a coordinar la última reunión de estos 20 años del Festival.

Para leer y complementar. Hay Festival; preparando sus 20 años de cultura y creatividad

La casa del Festival, en el Centro de Convenciones de Cartagena, tiene mesas organizadas, hay café, bebidas frías  y los visitantes hablan de libros, la conferencia a la cual van a asistir, política o del sencillo encuentro de amigos.

Cristina Fuentes de la Roche, directora internacional del Hay Festival, sostiene. “Somos un gran equipo y los voluntarios sin duda alguna son los mejores embajadores de este país, porque son chicos jóvenes, que saben idiomas, que tienen curiosidad, que quieren aprender, que saben explicar su país”.

Está feliz y muy satisfecha de estos 20 años. “Un Festival cada vez más grande, con mayor participación y conversaciones diversas para todos los públicos, nos genera un gran orgullo, pero también nos invita a continuar construyendo de manera responsable un futuro en el que estos espacios continúen enriqueciendo el diálogo sobre los temas relevantes para Cartagena, para Colombia y para el mundo”.

En el segundo piso de la sede del Hay Festival,  estaba la sala de prensa y en la pared una gran hoja de papel donde aparecen  los escritores, la fecha y hora de la entrevista, los tiempos, el medio, teléfono.

Un grupo de voluntarios de prensa llaman, coordinan y si hay un imprevisto, en la gran hoja se cambia. Todos la pueden mirar, periodistas invitados , es una agenda que marca las letras y las horas. Es como el túnel del tiempo del Festival.

Todo funciona estrictamente. “La coordinación de prensa es un trabajo de conexión, de unir a los periodistas nacionales, internacionales y locales con los invitados que son nuestros grandes participantes, nos permite visibilizar” le dice a este medio Carlos Andrés Castro Macea, coordinador de prensa del Festival.

Sostiene que en su equipo estudiantes voluntarios, que por primera vez tienen esta  experiencia y  valoran realmente lo que significa conectarse con el tema cultural, logrando en su memoria afectiva  recuerdos que no van a olvidar.

Giulia Vicenzi Araujo lleva tres años de voluntaria de prensa. Es muy joven afirma que le gusta traducir entrevistas. En sus planes esta ir a estudiar teatro en el extranjero.

Me gusta el Festival y claro que volveré como voluntaria, me siento cómoda traduciendo las entrevista y conocer a escritores importantes, premios Nobel, personas que han causado un impacto en el mundo”.  Agrega que es un privilegio hacer su trabajo, para que   el lenguaje no sea una barrera y que se vuelva información accesible para todo el mundo.

 “Eso es lo que más me gusta, ser ese puente”.

Homenaje a don Guillermo Cano en el Hay Festival. Foto Pedro Mendoza

Los estudiantes universitarios al cierre

Los salones se empiezan a desocupar pero no todo ha terminado. Siguen procesos logísticos como transporte y otros requerimientos. Ana Mati Trujillo desde la empresa Gema Tours  prestan apoyo al Festival, y bajo su responsabilidad hay un grupo de personal logístico que es muy importante, también son jóvenes.

“Valoramos la oportunidad que tienen esos jóvenes universitarios que están creciendo en el sector y se están formando como es el caso de los estudiantes de la Fundación Universitaria Antonio  de Arévalo, (Tecnar), con carreras a fines como Comunicación Social,  servicios logísticos de eventos, comunicación social entre otras”.

Buscamos al escritor argentino Rodrigo Quian Quiroga para preguntarle como estas experiencias se podrán cuantificar en los jóvenes que asistieron al Hay Festival como voluntarios.  Su último libro, Cosas que nunca creerías. De la ciencia ficción a la neurociencia,   explora el funcionamiento del cerebro y  ayuda a entender los recuerdos que tendrán los voluntarios.

Me encanta verlos porque tienen un entusiasmo, una curiosidad”, agrega que se les debe un reconocimiento y van a crecer con esta experiencia, pero también los invita a estar aburridos.

“Yo creo que hay algo importante que es la capacidad de poder detenerse un poco a pensar, a veces  tenemos que estar más tiempo aburrido y no pendientes de alguna de algún teléfono, de un WhatsApp, porque muchas veces cuando estamos aburridos son los momentos en que somos más geniales, que nos ocurren las mejores ideas”.

Jose Barleta Verdugo, tiene 18 años, está cerrando un salón que durante cuatro días tuvo las palabras  como testigos de literatura, música, cine, medio ambiente, periodismo, democracia, racismo, entre otros. Estudia comunicación Social en Tecnar en Cartagena.

 “Fue una experiencia muy gratificante, una verdadera fiesta de las ideas, soy muy joven y volveré seguramente por otros 20 años más, por el gusto y placer que me generó.

 

 

 

 

 

 

 

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